Muchas veces uno siente que la vida pasa y que uno se agarra, como puede, de este tren express. Al menos yo me he sentido así.
Pasan los días, los meses y años y no parece haber minuto para simplemente parar, respirar y mirar a tu alrededor. Siempre hay algo más importante, urgente, que necesita de nuestra atención. Estudios, trabajo, relaciones, la guagua, la casa, ¡incluso la nana, por la cresta!, todo es necesario y todo tiene su minuto claramente establecido en la agenda. “Si no voy al súper ahora no voy a poder ir hasta el otro martes, entre las 17.30 y las 19.00 hrs.” Así estaba yo, estresada sin saberlo y desperdiciando buena parte de mis días en cosas que, en verdad, daban lo mismo.
Creo que antes de venirme para acá la última vez en la que en verdad pensé seriamente acerca de mi futuro y lo que yo quería fue cuando iba a dar la Prueba de Aptitud (que pena que la PSU existe hace no sé cuánto tiempo ya, pero mi realidad fue la PAA) Y ni siquiera es que haya tomado una decisión muy a conciencia ni madura - de hecho terminé estudiando Periodismo porque tenía harto Inglés y ramos de fotografía, en un campus lindo, cerca de mi casa- pero sí al menos le dediqué horas y días a pensar lo que quería.
Ni siquiera cuando me casé me di la oportunidad de analizar en serio si esa decisión me iba a ayudar a cumplir lo que yo esperaba de mi vida. Todo se dio en forma natural. Llevábamos pololeando ocho años, los dos trabajábamos hace un tiempo, yo estaba viviendo con una amiga –algo que siempre quise hacer- y así, tenía sentido y lo hicimos…¡Menos mal que todo salió bien!
Ser mamá tampoco fue una iluminación divina, más bien fue un vil ‘chiripazo’ que también, gracias a Dios, terminó haciéndome muy feliz.
Mi vida, hasta ahora, había sido muy tranquila y previsible, sin grandes sorpresas ni riesgos, en parte quizá por culpa de esa misma máquina flash que no nos deja ver el paisaje.
Nuestra llegada a Corea ha significado en gran parte ese ansiado stop en el camino. Esa oportunidad de mirarnos y ver si queremos cambiar nuestra vida y empezar algo totalmente nuevo juntos…y la respuesta es sí.
En septiembre Cristián y yo cumpliremos doce años juntos y me alegro de poder celebrar, de verdad, esa fecha.
Estando aquí sólo nos tenemos el uno al otro y aunque suene fome e incluso pueda dar un poco de miedo, ha sido bonito.
Cuando algo pasa, si estoy contenta o cuando Cristóbal ha hecho una gracia nueva en el primero en que pienso es en Cristián. Me alegra saber que pronto va a llegar y vamos a poder conversar, nos vamos a reír y él va a estar tan emocionado como yo de la tontera que sea que me haya pasado. El down side es que también es él quién se tiene que ‘comer’ mis malos momentos y rabias. ¿A quién le alego si la ducha está tapada?, ¿a quién le tengo que recordar que hay que ver el tema del jardín para el Toti, etc.? Lamentablemente esos batazos también lo esperan al llegar a la casa…Estoy contenta, pero no me he sometido a un trasplante de cerebro ni mucho menos …
Ahora los fines de semana no parten con “¿has hablado con alguien?”, esa era la típica frase de mi marido los días viernes. Ahora nos planificamos con tiempo para coordinar salidas y paseos, incluso estamos tratando de organizar viajes dentro de Asia y todo es pensado para la familia.
No voy a negar que echo mucho de menos una juntita con amigas, esas que se dan con las más íntimas donde uno se ríe de puras tonteras, habla cosas serias y profundas e incluso pasa penas juntas, todo en unas horas. Sí, las echo mucho de menos, pero también ha sido interesante que mi único amigo sea Cristián. Es tranquilizador saber que aún me entretiene. La sola idea me re encanta.
Es ahora entonces cuando debemos sacar a la superficie lo mejor de nosotros para salir airosos de lo que podría haber sido una tragedia. ¿Sola en Corea y más encima lateada con Cristián? Ah, no…eso sí me hubiera matado.
Me imagino que más de una vez la sensación de que la vida te pasa por encima puede haber contribuido a separar familias enteras. De repente algo pasa, te miras, ves a quien está a tu lado y simplemente algo cambió, este tren los separó y ya no son lo que eran.
Ridículamente, cuando hay tormenta afuera y no podemos salir con el Toti, igual me arreglo para él. No me refiero a que me instalo un vestido de cóctel como los que hacen furor acá ni mucho menos, pero sí trato de estar como hubiera estado si viviéramos en Santiago y tuviera una vida fuera de estas cuatro paredes. Lo hago por él y por mí. Doña Florinda no va conmigo y, conociéndome, si efectivamente me quedara en pijama un día o no me preocupara nada, la cuestioncita se volvería un hábito de inmediato y después habría que sacarme el pijama con cincel. ¡Pavor! No, prefiero obligarme a ‘estar en pié’. Además, hay un tema que hay que reconocer: no soy de esas ‘bellezas al natural’ que se duchan y se ven radiantes. Yo necesito la encrespadita de pestañas y una pasada de tapa ojeras al menos para sentirme entre los vivos.
Ahora, mientras se termina de cocinar mi primerísimo charquicán espero tranquilamente que llegue mi ‘compañerito de juegos’ para poder así empezar a hablar en adulto nuevamente.
Esperemos que las cosas sigan como van y que los fines de semana sean lo suficientemente entretes como para que la semana se pase rapidito. Otra tarea para mi nuevo mejor amigo J
AAaaaahhhhhh.... me sacaste un suspiro, que lindo lo que dices, seguro interpreta a muchos.
ResponderEliminarEn el tema de mejor amigo(a) yo al menos me siento plenamente identificado, no hay nada mejor que compartir la vida con alguien que a pesar de los altibajos sabes es tu parthner.
Vas por buen camino pequeña saltamontes, sigue así.
El Lolo Precioso
hija, me ha emocionado hasta las làgrimas lo q escribiste ahora respecto a Cristiàn,es maravilloso saber q tienes una hermosa vida de casada "hasta q la muerte los separe" si siguen en èsta senda tan madura que han decidido seguir y te digo q la vida no te ofrece certeza de nada excepto q nos vamos a morir x lo q creo q has acertado en las cosas realmente importantes,sigue asì mi amor.
ResponderEliminarTu mamà que te ama
Negrita, cuando se fueron esperaba que tuvieran una buena experiencia en esa cultura tan extraña y que les fuera bien en general, pero parece que estás viendo otras cosas con el corazón y la cabecita. Me alegra muuuucho y creo que vas por muy buen camino a ese destino a veces exquivo..... la felicidad, junto a Cristián y Totito.
ResponderEliminarBesos a los tres.
Tu papá