lunes, 30 de abril de 2012

First night out. Lady Gaga!

Los preparativos



Ya se me había olvidado lo que es salir sin coche. Hace más de nueve meses que Cristóbal es nuestro siamés. Cristián, por cosas ligadas a la pega, ha salido un par de veces, pero yo CERO. 

La oportunidad se dio porque vino Lady Gaga a Corea y, si bien no somos los mayores fans, era un show que nos tincaba mucho ver. Empezamos a averiguar y aún quedaban entradas, así que había sólo un inconveniente: qué hacíamos con el Toti.
Como mi amiga Eugene es tan amorosa, Cristián quería que le pidiera a ella que lo cuidara, pero nica. Yo me muero de lata tener que cuidar por seis horas a un cabro ajeno, mamándome justo la hora de comida y acostarse. No, eso no se lo doy a nadie, así que la única opción que quedaba era una babysitter. ¿Y de dónde saco una que hable un idioma que yo entienda?

Como ya es mi costumbre acudí a facebook y una tipa me recomendó a una gringa que llevaba como quince años siendo nanny. ¡Fantástico! Le mandé un mail y al ratito me llamó.

Era una persona de esas "espíritu libre" que van donde las lleve el destino y que no soporta un trabajo de 9 a 5 - sus palabras. Por teléfono sonaba normal y cálida, así que arreglamos conocernos la semana siguiente.

El concierto era el viernes y nosotras nos juntamos el miércoles en mi casa. La idea era verla, saber su historia y que conociera a Cristóbal cosa que no fuera un total shock para él cuando nosotros nos fuéramos y lo dejáramos con ella.

La niña -ya no tan niña- era súper amorosa, de USA, instructora de yoga, asistente en un jardín infantil y niñera desde hace muchos años. Me trajo los contactos de algunos de sus empleadores anteriores para que les pidiera referencias y me acompañó a buscar al Toti al jardín. Al volver a la casa no habían pasado tres minutos y ya figuraba saltando arriba de la cama con el Toti. Bien. Ella se llama Wendy, así que de miércoles a viernes le hablé a Cristóbal de la tal Wendy como loro para crearle la expectativa de que volviera a jugar con él (ese rollo me pasé yo en todo caso).

Ok, ya teníamos niñera y entradas, así que el dejarlo sólo con una extraña ya no tenía mucha vuelta atrás. Ay, ¡qué nervio! Toda la situación me daba cosa: el dejarlo con una galla que en verdad yo no tenía idea quién era, el que el concierto fuera en Seúl -a una hora de mi casa-, el estar en otro país en caso de que hubiera una emergencia y, por supuesto, cómo reaccionaría mi pollito ante este abandono cruel. Más que mal, un tercio de su vida la ha pasado acá, SÓLO con mamá y papá y sin tener que quedarse con nadie más.

Por supuesto en un minuto le dije a Cristián que fuera él sólo al concierto (íbamos con unos amigos) y que yo me quedaba con Cristóbal, pero casi me mató.

Día viernes y todo mi día se lo dediqué al concierto.

Fui a dejar al Toti al jardín y partí a comprar. Para aminorar mi culpa e incentivar la entretención se me ocurrió llevarle cositas choris a Cristóbal que lo desconcentraran del hecho que su madre lo estaba dejando con una extraña para ir a divertirse. Sus snacks favoritos a destajo, una espada para hacer burbujas y stickers de Angry Birds y animalitos...estamos. Despuésme fui a la casa a limpiar y ordenar, porque "como te ven te tratan" y como yo quería que me trataran bien al cabro y la casa...en fin. También tuve que aplicarme y dejarle lista la comida a Cristóbal y una carta/testamento/guía de usuario de la rutina de mi hijo.

Las instrucciones abarcaron juegos, hora de comer, cepillado de dientes, idas al baño, pijama, etc, e incluso tuve que incluir un pequeño diccionario para que la comunicación fluyera.

Se me había olvidado acotar que la nanny es gringa y sólo habla inglés, mientras que Cristóbal sólo entiende español y coreano. ¡¿En qué estoy metiendo a esta pobre criatura?!
Tras varias revisiones y correcciones le mandé el instructivo a Cristián para que le echara una mirada y la imprimiera y listo...Ahora a ducharme y emperifollarme. Traté mediante todas las formas de verme de 20 años, pero no hubo caso...lo bueno es que cuando llegó Cristián con el Toti yo estaba y tenía todo listo. Llegar y partir.

Arriba de la mesa dejé Oreos, moneditas de chocolate, papas fritas, galletas de soda y todo lo que le gusta a mi pollo y cuando me pedía algo le decía que la Wendy iba a llegar a jugar con él y que ella le iba a dar lo que quisiera. Eso lo hizo esperarla con ansias. 

Wendy llegó y tras unas últimas instrucciones bajamos los cuatro, nosotros para irnos y ellos a la plaza. Me despedí del Toti como si nada pasara y emprendimos el camino.

Recién nos habíamos subido al taxi y suena mi celular. Quedé pegada en el techo, imaginándome que esta mujer me estaba llamando para pedirme rescate por Cristóbal porque lo había secuestrado o algo así, pero no...era que el pobre no quería jugar porque nos estaba esperando. ¡Mi chiquitito pensó que íbamos a volver a los juegos! Con el corazón en la mano hablé con él por teléfono y le dije que jugara no más, que nosotros íbamos más ratito.

A final me vi forzada a relajarme...ya no me quedaba opción.

El concierto

Quedé agradablemente sorprendida cuando supe que las entradas acá son MUCHO más baratas de lo que cuesta un concierto de este tipo en Chile. El ticket más caro costaba sólo sesenta mil pesos y la más barata, al rededor de veinticinco mil. Esa compramos, aunque igual terminó siendo la salida más cara de la historia.

Un tema no menor es que la babysitter es CARA. Esta en particular cobraba 15 dólares la hora y nosotros la necesitábamos por siete horas. Quichíng! Además, ella vive en Seúl, por lo que tuvimos que pagarle el taxi de vuelta, ya que a la hora que ella tendría que volver el tren no funciona. Otras veinte luquitas...Quichíng nuevamente! Eso, más nuestros propios taxis, cosas para comer allá, etc hizo que se me fueran unos cuatro días de sueldo. Grrrrr, ¡más vale que sea el concierto de mi vida!

Luego de taxi, bus, metro y caminata llegamos al estadio.

No puedo dejar de mencionar lo bacanes que son los coreanos! Todo ordenado, fácil de entender, limpio impecable y tranquilo. Tanto así que en el área donde estábamos hay dos estadios juntos, DOS! Y los dos tenían actividades al mismo tiempo. En uno había un partido de baseball y en el otro la gente entraba para el concierto.

El ambiente afuera era chorísimo. Literalmente cada loco con su tema. Por primera vez vimos muuuchos extranjeros juntos y, junto con los coreanos, nos dieron un espectáculo y clases magistrales de cómo no vestirse.

Mujeres con el infaltable taco aguja y brillos por doquier, hombres vestidos de Lady Gaga, grupos de blanco, pastores cristianos manifestándose contra el pecado y más fueron nuestros acompañantes.

Posando con algunos Lady "Gagos"

Ya que Corea ha sido el único país en poner una edad mínima para asistir a este concierto nos chequearn a todos la edad y nos pusieron la pulserita que acreditaba que tuviéramos más de 18. Pernamente, amé tener esa pulsera...me daba la falsa sensación de que en una de esas no parecía mayor de edad. Chequeteeeeta, yo.

Entrando al concierto. Atrás se ve el otro estadio, donde era el partido de baseball

Llegamos a nuestros asientos, enumerados e impecables, por supuesto, y comenzó el show. A pesar de haber comprado los asientos más baratos quedamos súper bien ubicados y veíamos espectacular.

Algo muuuy chistoso, y un poco fome a la vez, es que como los coreanos son tan ordenados ¡no se desordenan ni para los conciertos! Era increíble que en la galería estábamos todos, absolutamente todos sentados. A nadie ni siquiera se le ocurría pararse a bailar ni nada. Se coreaban las canciones, se aplaudía al estilo perno (rapidito y con las manos como juntitas) y sería. Cueeeeck! Yo y la amiga con la que fuimos pegábamos gritos y todo, pero tampoco nos dio para pararnos. Hubiera sido una mega falta de respeto. Los "siéntate, poh &€;$#%}" no fueron necesarios esta vez.

De hecho es tanto lo que no gritan que Lady Gaga se despidió y ¡NO SE ESCUCHÓ NI UN RUIDO PIDIENDO QUE SE QUEDARA! Aquí sí que yo quedé impactada porque el estadio estaba lleno, con unas 50 mil personas, y hasta los grillos se escuchaban. En mi sorpresa me imaginaba a la artista y sus bailarines y músicos atrás, esperando la ovación para volver a salir y...cri cri. ¡Que heavy!

Como me dio susto que por la falta de griterío esta chicuela no saliera de nuevo, con Cristián y nuestros amigos brasileros nos pusimos a gritar y aplaudir, esperando que las masas se nos unieran. Creo que dos o tres personas más esbozaron un grito. Fail. A final Lady Gaga sí salió de nuevo y terminó el show.

Con Dani y Rafa, amigos de Brasil

Al salir del estadio nuevamente me sorprendí de lo limpio que estaba todo. De verdad que suena falso, pero no se ve NI UN papel en el suelo, los maceteros de las veredas llenos de florcitas, la gente caminando súper tranquila y callada, etc. Un agrado.

Luego de no sé cuánto rato de espera logramos subirnos al metro y salimos en una estación conocida para nosotros donde tomamos un taxi. Como en Corea los taxistas tienen sus rutas y cosas raras no todos aceptan llevarte a Suwon, aunque signifique una carrera larga donde ganen harta plata, así que cuando el primer auto al que le preguntamos nos dijo que sí sentí que la suerte estaba de mi lado. ¡Ya estaba desesperada por ver cómo estaba Cristóbal! El tipo partió y a los diez minutos algo raro empezó a pasar. De repente ¡parecía que se estuviera quedando dormido! Íbamos en la autopista, él manejando como a 130 kms/hora y se cuneteaba heavy. Cuando paró en el peaje estuvo a un milímetro de chocar en dos oportunidades y nosotros, histéricos, tratábamos de hablarle, hacerlo reír y mantenerlo despierto.

No había mucho que pudiéramos hacer porque estábamos en la carretera, eran las doce de la noche y no hablábamos coreano como para pedir un radio taxi. Nos abrochamos los cinturones y nos encomendamos no más. Tras un rato este señor empezó a tomar de una botella de agua y yo, aliviada, le decía a todos que eso era bueno, porque el refrescarse lo iba a despejar. El único problema era que después cachamos que ¡NO ERA AGUA! El desgraciado este venía doblado de curado y no nos habíamos dado cuenta.

Sin exagerar creo que unas seis o siete veces estuvimos a punto de chocar y volcarnos. ¡Viejo desgraciado!...¡¿no ve que tengo un hijo que criar que se puede quedar sin papás, en un país extraño, por culpa de su estupidez?!

Al final llegamos enteros al condominio, no sé cómo, y pudimos contar la historia. ¡Qué ganas de hablar el idioma y haber podido llamar a la policía para denunciar a ese pastel!

Llegando a la casa pude ver que mi querubín estaba enterito, durmiendo y hablé con la nanny. Durante la noche nos habíamos estado texteando y me decía que estaba regio, feliz jugando, pero que al tratar de ponerle el pijama ardió Troya. La misma Wendy me decía que se le partió el corazón cuando el Toti, llorando y llamándome a gritos, se puso los zapatos y trató de salir del departamento para ir a buscarme. ¡Pobreciiiitooooo! Al final se durmió en el living, con ella, y después lo traspasó para su cama.

En resumen lo pasamos bien, vimos un espectáculo topísimo y pudimos ser una "pareja" nuevamente y eso se agradece. Ahora, no sé quién tendría que venir o qué tendría que pasar para volver a hacer lo mismo otra vez, porque pucha que quedé agotada.

Datos del concierto:

- No entiendo el límite de edad. El show no tuvo NADA de escandaloso. 
- Cada canción tenía una tenida distinta. Entrete para mirar, pero fome porque para alcanzar a arreglarse se iba antes de que terminara una canción y volvía cuando la siguiente había comenzado.
- Dos canciones tuvieron como puesta en escena a ella tiesa, con máscara que le cubría toda la cabeza y una especie de túnica, por ende...apuesto que no era ella y que simplemente se quedó tras bambalinas casi que tomándose un tecito.
- Lady Gaga no baila nada. Su talento va por otro lado...
- Al comenzar el concierto ella misma dijo que, según lo que le habían comentado, desde que Michael Jackson se presentó ahí mismo que el estadio no estaba tan lleno.